Por Roberto Carlos QUINTANA VILLAVICENCIO

Lic. en filosofía y CCSS.

Hay que ser férreos para echarse agua fría unos a otros en época de invierno y a 4332 m.s.n.m.  Esos somos los cerreños, resistentes a ese embate con la única excusa de generar alegría; habría que ser irónicos y elegantes para echarse harina, talco y anilina. Rebozando de alegría a pesar de las penas que se dan en esta ciudad donde el amor, la fe y la esperanza está en la minería.

Todos están locos en estos días de carnavales donde se destroza el respeto, la venia y la admiración. Entretanto todos se ponen y se quitan el calzón para recibir al guasón que anda por allí haciendo pecados y todos ellos con anticipado perdón. En el carnaval cerreño hay licencia para matar el aburrimiento y engendrar la reacción emocional, corporal y vital. Se inicia con el correo se sigue con la comparsa y termina en un aguacero infernal celebrando la partida del momo en una quema del ño carnavalon, días de perdición, días de fusilamientos al desgano y la desazón.

Todos hacen catarsis con los que los dominan, los bandos van contra las autoridades políticas que tienen que aguantarse un rato o complacerse otro, para escuchar las burlas cultas y chabacanas de los carnavaleros o henchir el pecho por las sobadas y loadas que le hacen en tonadas sus chacaloneros.

Los músicos componen melodías para pasacalles, mulizas y chimaychas, unas para cantar, otras para bailar y otras para tonear, eso sí ninguno de ellos para lamentar. Los que hacen el correo, el bando y el mensaje tienen que almorzar en la “tía veneno”, tomar lonche en “el paisanito” y cenar en el “mercado Baratillo” para que la gente le cuente todo lo trillo que sucede en la peculiar ciudad. Con esos datos armaran después de troncharse un argumento que recaerá en venia o escupitajo intelectual. El mensaje del bando llegará en plazas y calles a ojos y oídos del pueblo porque ese es el carnaval cerreño donde se goza desde joven hasta viejo en este carnaval ya añejo.

Así el rey momo, un hombre rechoncho y bonachón proclama su mensaje y ordena la tonada con la cual se ha de bailar tarde y mañana. Y sin maña con sus tropicales aguajales en nota DO al natural y nota MI sostenida. Sus pimientas cual vírgenes e impolutas que no son unas ….tas adornan el jolgorio del bonachón siendo ya cada una de ellas sostenidas por su FA musical de los que tocan el violín pero mejor seria que lo hagan  aquellos que son expertos en echar  serpentín.

Y así va el carnaval más añejo del Perú, cantando todos, jugando todos, bailando todos. Ya que el carnaval hace desaparecer las clases sociales, quita los géneros, y destruye por esos días los grados y desecha los cargos. Ya que como todos vamos a morir solo nos llevamos el recuerdo vivo e intenso del gozo, de la alegría, de la efervescencia, de la comparsa, de la lírica, de la música, del bando y el mensaje de este carnaval.

Todo terminará cuando se quemen las ilusiones y esperanzas de un pueblo minero sin mina, de un pueblo mártir sin historia, pero de las cenizas siempre renace cual ave fénix y todos de nuevo nos encontraremos en el siguiente carnaval Cerreño, ya que si de algo somos dueños es de nuestros sueños de no despertar hasta que termine nuestro empeño, por eso y mucho más ¡viva el carnaval Cerreño!