Mavilo Calero Pérez

Franklin Delano Roosvelt a la luz de su pericia decía “un gobierno popular cuyos cimientos no se hallan en la educación del pueblo es una farsa, una tragedia o ambas a la vez”.

José Carlos Mariátegui, décadas atrás, alertaba que no es posible democratizar la educación de un país sin democratizar su economía y sin democratizar la súper estructura política.

El general Juan Velasco Alvarado, denunció que la oligarquía y sus cómplices que gobernaron nuestra patria son los responsables de los grandes problemas, las grandes injusticias y la dura miseria el Perú. Por igual debe denunciarse a los grupos de poder actuales que tantísimo daño han generado y están generando al destino nacional. Gobernantes y gobernados debemos tener presente que el colapso de la educación pública implica colapso de la nación.

Por obra de los gobiernos sucesivos la educación fue y es privilegio de los grupos dominantes y ha contribuido a la desintegración cultural. Los gobiernos corruptos y los empresarios codiciosos odian a la población consciente e informada.

Políticos, gobernantes y empresarios necesitan gente idiotizada para dominarlos, manipularlos, hacerlos consumir y   llevarlos a votar a favor de sus enemigos de clase. En ese propósito hacen que el pueblo tenga una educación de baja calidad.

Nuestros gobernantes han pecado y pecan de demagogos. Mienten, ilusionan y callan calculadamente para adormecer nuestras esperanzas de mejora educativa. En sus campañas proselitistas ofrecen mejorarla y durante su gobierno todo sigue igual, se cambian palabras, pero no realizaciones. Gastan millones y millones del erario nacional en publicidad, en vez de invertir en mejora educativa. Impiden que la educación pública avance.

Los gobiernos retardatarios han empeorado la calidad educativa. Han aletargado conciencias, distorsionado acciones, maltratado a las asociaciones de padres de familia, maestros y alumnos, han encubierto hechos dolosos. Alardean de cantidad de los centros educativos o plazas docentes que crean, pero jamás dicen que lo hacen para acomodar a sus partidarios. Para ellos el carnet partidario vale más que el título profesional.

Los gobernantes progresistas, asignan mayores economías para el sector educación, promocionan nuevas leyes, impulsan la mejora de la calidad educativa, implementan infra estructuras, selección de personal y recursos múltiples y hasta estimulan a los agentes educativos. Promocionan avances filosóficos, científicos y tecnológicos de la educación. En Perú los gobiernos de Manuel A Odría y de Juan Velasco Alvarado han tenido estas características. Los gobiernos democráticos han quedado en demagogia.

Consideramos importante el criterio del ex ministro Lynch cuando en una entrevista dijo “Para progresar en la educación peruana y convertirla en un mecanismo de igualdad e integración social, debemos terminar con las dos caras de la misma moneda: la exclusión que practican los de arriba y el grito ideologizado que le responde desde un movimiento social signado por la frustración y la pobreza.”   

La voluntad política de nuestros gobernantes debe ser honesta, no debe incumplir sus compromisos, debe evitar todo demagogia e intenciones mal sanas, que tarde o temprano han de denunciar los afectados. Debe promover mejores calidades educativas en todos los niveles y modalidades, dando prioridad a las zonas tradicionalmente postergadas.