Por Roberto Carlos QUINTANA VILLAVICENCIO

Lic. en Filosofía y CCSS

4 siglos de minería extractiva hacen de nuestra ciudad del Cerro de Pasco una de las “polis” más contaminadas del planeta. El término “Tierra de machos…” incluye soportar los metales pesados en el aire, en el agua y vivir en una tierra de minerales que carcomen nuestra existencia y forjan nuestro espíritu de resistencia y lucha social en las últimas décadas.

El que vive en la ciudad minera, vive en la contaminación, convivimos al lado de un gran tajo abierto minero, existimos en una urbe que no cuenta con agua potable de calidad, estamos en una ciudad donde la basura reina en cada esquina, en una zona donde los animales orinan y defecan en todo lugar que si no es el frío el olor sería hedor.

La sociedad cerreña tiene en sus alrededores industrias extractivas que generan contaminación por metales pesados tanto que algunos bromistas mencionan que el habitante del Cerro de Pasco tiene más metales que la tabla periódica.

Por eso nuestra buena salud está limitada para pocos años, porque toda esta contaminación nos mata lento, nos asesina paso a paso, apuñala de a poquitos, acribilla con balas de inconsciencia burocrática y líquida con la apatía de los mismos cerreños y cerreñistas.

Todos los que viven en la tierra minera están concientizados que estamos contaminados, pero ¿lucha para que se apalee esta contaminación?, ¿protesta exigiendo mejorar el medio ambiente? ¿gestiona para que haya programas de atención a los afectados por los metales pesados?, ¿Clama por pedir que haya mejores sistemas de gestión ambiental en las operaciones extractivas mineras?

Pues no, los sindicatos, organizaciones de base y movimientos cívicos casi todos ellos son sancho pancistas, pelean por su propio costal , riñen por sus propios intereses .No por la necesidad común, no hay agenda consensuada, todos buscan desvalijar de las arcas del Estado para construir sus predios en otras ciudades más  cálidas y soleadas e irse cuando se jubilan o cuando hayan lucrado suficiente para pasar su vejez y finiquitar su existencia dejando un legado cleptómano en sus historias cuando los recordamos al pie de sus tumbas.

Si el medio ambiente en la ciudad minera y sus alrededores está contaminado. ¿Porque no nos largamos de aquí?, ¿Porque rechazamos trasladarnos a otro sitio?, ¿Por qué seguimos construyendo casas, edificios y parques? El pragmático está aquí porque es su lugar de trabajo. El romántico porque ama su tierra y la defiende, el estoico porque no hay más, este es su lugar y aquí vive y muere. El platónico vive aún aquí porque quiere construir una ciudad perfecta, mejor y progresista.

Estamos contaminados, jodidos, pero aquí estamos, no nos vamos hasta que el cáncer nos llevé al hades o alguna enfermedad nos forcé a trasladarnos a otro lugar, pero mientras aguantamos como machos (as) seguiremos viviendo, existiendo en el frío, con la nevada, con la lluvia y escuchando el trueno de nuestras nostalgias que son buen motivo para aun respirar en la tierra minera del Cerro de Pasco.

Foto: Williams Aldair Casas Espinoza. Primer puesto en el concurso de fotografía 2024 organizado por el Centro Labor.