Ha muerto el fujiconverso Nano Guerra por falta de atención médica oportuna. Un día, en una de esas discusiones universitarias casi bizantinas de la política nacional, bizantina porque poco podíamos contribuir a la causa nacional, llegó Oswaldo Sudario, con visos de optimismo, nosotros teníamos que accionar desde Pasco en favor de. Se conoció la noticia que el mediático Nano Guerra se postulaba por Fuerza Social, un partido político de izquierda. Cómo será la ilusión de la juventud, que todo triunfo, aunque sea minúsculo y ajeno nos regocijaba e imprimía esperanzas en el Movimiento 21 (M-21). Aparentemente Nano era un gran jale para una izquierda disminuida en la política nacional. Como secretario general del M-21 sometí a la asamblea, tras deliberar, concluimos que Nano no era tan de izquierda, muy rosado con anticuchos. Años después, tras denostar del fujimontesinismo, ese señor que aparentaba ser progresista o de izquierda, murió defendiendo las banderas, no solo, del fujimorismo, sino de lo más rancio de la derecha del país y de la izquierda cavernaria, conocido con el alias de fujicerronismo.

Por Yonel Rosales

En la mañana escucho en radio Exitosa, en el excelente programa de Manuel Rosas, a un cardiólogo que asegura el fujiconverso pudo salvarse si tenía atención médica oportuna. El centro de salud más cercano de Punta de Bombón en una zona rural de Arequipa, se encontraba cerrada a esa hora de la madrugada. Murió en el camino cuando era trasladado al hospital más cercano. Probablemente si el puesto de salud le atendía le hubiese referido porque no cuentan con la capacidad resolutiva. Es el pan de cada día en la zona rural cuando un pobre va por cura, ser referido, no irá a la ciudad porque no tiene ni para el pasaje. Esas son las condiciones del sistema de salud a nivel nacional, tanto en el Minsa como en EsSalud o la policial, donde nos atendemos los pobres mortales. Sea en Lima o en las zonas alejadas tenemos que sufrir por la falta de médicos, medicinas o equipos médicos malogrados.

Solo si por suerte te topas con un reportero de algún gran medio de comunicación consigues la ansiada atención médica, es como si la élite le diera pan a un mendigo y se regocija de su buena acción. Todos los enfermos haciendo cola en los hospitales o gente muriéndose en vida en la zona rural, pues no tiene los recursos mínimos para aguantar la mendicidad en la costosa ciudad, quisieran ir a la televisión para ser los merecedores de la misericordia del mes y curar sus males. Pero una misma noticia todos los días ya no vende, a los medios y su élite les aburre la misericordia continua.

Los viacrucis diarios en la salud pública les son ajenas a la élite gobernante y a la clase dominante del país. Por la sencilla razón, ellos tienen sus clínicas y seguros médicos en prestigiosos establecimientos. Nunca los verás peleando por una cita médica donde se atiende el pueblo. Ellos tienen alta cobertura. Están en su derecho. Solo que indigna que un sector tenga esos privilegios pagados con la plata de todos. El congresista Guerra tenía un seguro privado pagado con la plata del pueblo, así como los congresistas alienados del bloque magisterial que juraban acabar con estas gollerías, hoy son el furgón de cola del fujicerronismo. Pero los privilegios no solo son de los congresistas, también de sus trabajadores, ministros, altos funcionarios del Estado de una larga lista de instituciones autónomas que cuentan con seguros médicos privados, para ellos, su familia e hijos hasta los 26 años, pagados por nosotros. Esta es la élite gobernante que además de pagarles sueldos escandalosos tenemos que costearles sus gollerías. Entonces a esta élite le importa un pepino lo que padecemos, porque ellos tienen lo mejor de lo mejor, en salud, en educación, en cultura, etc. Tras la muerte de Nano Guerra, volveremos a ver una película repetida y desvergonzada, algunas críticas sigilosas entre la élite, algún golpe de pecho, demandas por mejorar y nada más. Vuelta a la normalidad. 

Recuerdo que una de sus críticas incendiarias, que todavía tiene cegada a sus seguidores, fue contra estas gollerías y sueldos dorados que hizo Pedro Castillo. Nada cambió, una vez probado la miel decidió gozarlo. ¿Se imaginan qué cantidad de plata se despilfarra en esos privilegios de la élite? Bien pueden servir para mejorar la atención para todos. Y eso, sin contar las otras gollerías. Pero ni la muerte del fujiconverso Nano Guerra cambiará algo. A esta derecha que todo lo ve privado, negocios. ¿Dónde estuvo el seguro médico privado de alta cobertura para salvarle la vida? Deberíamos prohibir mediante la constitución las gollerías para todo funcionario público, mientras no se mejore para todos.