Por Roberto Carlos QUINTANA VILLAVICENCIO

Lic. en filosofía y CCSS

Los maestros son la mente rebelde a las mediocridades sociales que dictan los que dirigen el Estado. Son la fuerza lógica y soporte epistémico del pueblo. Son los que construyen las esperanzas concretas de una sociedad mejor.

Son sofistas cuyo trabajo es hacer que el mensaje complejo sea comprendido con facilidad por el estudiante.

Los maestros son los responsables para que una dictadura se asiente o para que la democracia reine o la anarquía se manifieste. Son los conductores estructurales de una nación, cuya función ya no solo es transmitir conocimientos sino despertar pensamientos críticos. Son los que transforman a nuestros infantes activos en niños pro activos y generan adolescentes y jóvenes constructores de una sociedad mejor.

Los maestros cumplen el papel de llevar el mensaje de la ciencia compleja y hacerlo comprensible hasta para el más ignoto. Al igual que los padres también son los responsables de cómo es nuestra sociedad en su ideología, moral y ética.

Los maestros no repiten credos ni cantos fangosos de erudición inservible, al contrario, su pedagogía es práctica, emprendedora y futurista para con sus discípulos. Son nuestros estigmas hechos verbigracias, nuestros ejemplos hechos paradigmas.

Los maestros no son el fiel espejo del currículo tradicional, ortodoxo y conservador impuesta por las autarquías, sino son los insurrectos del ciclo ontologico de la ciencia y firme acompañante de las axiologías renovadas. Son el hemisferio izquierdo de nuestras racionalidades afanadas en promover el progreso y el hemisferio derecho de nuestras emociones que generan la felicidad.

Los maestros están hechos para lo que se han formado, si viven en una sociedad pasiva, las activan. Si viven en el caos enseñan el orden, si viven en la tradición construyen las revoluciones, si no satisfacen al pueblo los gobiernos, promueven su caída, si hay ignorancia enseñan el camino con sabiduría.

Los maestros donde hay verdades absolutas, enseñan a dudar de esos descaros, porque todo es relativo en la vida y ellos lo saben muy bien.

Los maestros no son los segundos padres. Son maestros, los que corrigen, disciplinan y enderezan la senda de los alumnos con rigor y afectividad.

Así como el amor, el maestro nunca muere solo cambia de lugar, porque el maestro vive y luego morirá, pero sus ideas siempre estarán vivas en las acciones de sus discípulos. No cualquiera es maestro, maestra. Todos educan sea a su hijo, hija, sobrino o nieto, todos enseñan a alguien de la familia o del círculo social, la diferencia es que el maestro y la maestra su deber con la sociedad es enseñar “todo a todos”.

Saludos en su día maestros y maestras, guerreros intelectuales, soldados cognitivos cuya arma es su voz y su sable es el ejemplo. Como dice el himno, “somos lo que hemos querido ser maestros ayer, hoy y siempre, y si volviéramos a nacer lo seríamos nuevamente…”

FOTO REFERENCIA

El autor con sus alumnos del CP “Alfonso Ugarte” del primer año en una caminata realizada al cerro “Rica Cerreña”