Por Roberto Carlos QUINTANA VILLAVICENCIO

Lic. en Filosofía y CCSS

En la extraordinaria película “Lo que el viento se llevó” hay un diálogo entre la hija Scarlett y su Padre el Señor O'Hara, este le dice a su primogénita: Por la tierra trabajamos, luchamos y morimos. ¡Es lo único que perdura!

Hubo una “guerra campesina” en 1960 entre la empresa norteamericana Cerro de Pasco Cooper Corporation y los comuneros de Rancas. “Una guerra invisible” según el indigenista Scorza.

Los hacendados desde años atrás habían invadido las tierras de los campesinos en complicidad con los representantes del Estado. La empresa minera de capitales norteamericanos fue adueñándose de estas tierras ya hacía tiempo.  Los campesinos de Rancas hastiados de tanta injusticia tomaron medidas de protesta meses antes y los días críticos llegaron. Es así que un 02 de mayo de 1960 se produce la masacre de Huayllacancha.

Ese día la policía les notifico en el mismo lugar a que se retiren a la buena, la respuesta del campesinado fue un rotundo no, liderados por su presidente don Alfonso Rivera Rojas los comuneros estaban dispuestos a defender con su vida sus tierras que sus antepasados les dejaron y que el invasor se apropiaba con las armas del dinero y la confabulación de los poderes de ese entonces. Luego una mayor dotación de efectivos de la guardia civil llegó y comenzaron a disparar contra el cuerpo de los desarmados hombres del campo. “Las balas sonaban como maíz tostándose” hombres, mujeres y niños fueron lapidados por los gendarmes, sus chozas fueron quemadas, sus cuerpos estropeados. Fue una masacre, más de 70 heridos, don Alfonso Rivera Rojas murió en esos campos aferrado a la bandera peruana, don Teófilo Huamán Travesaño agonizó defendiendo la pradera, doña Silveria Tufino quien había lanzado hondazos a la policía estos le dispararon y aferrada a un poste de sus tierras se resistió a morir, pero en el hospital feneció después de mucho padecer.

Pasado las horas de la masacre llegó el alcalde provincial de Pasco de ese entonces don Genaro Ledesma quien valientemente exigió a la policía largarse del lugar, los gendarmes se retiraron dejando muertos y heridos tendidos en las pampas de Huayllacancha, llevándose a muchos detenidos.

Los comuneros y autoridades después fueron a Cerro de Pasco en una marcha de protesta ante la prefectura a pedir libertad de los detenidos y exigir justicia por los fallecidos. Pidieron que la minera “diera la cara” y asuma su responsabilidad.

“Por la tierra trabajamos, luchamos y morimos. ¡Es lo único que perdura!” los mártires de Huayllacancha merecen nuestro loor y venía considerable. Merecen nuestra admiración, niños y jóvenes imiten su ejemplo de luchar por lo que es suyo, reproduzcan su acción de hacer respetar sus tierras, su identidad, historia y cultura.

Gloria a los mártires de Huayllacancha, honor a los hombres y mujeres que con su vida nos enseñaron que la tierra es lo más sagrado que existe.

Como canta la princesita del folklore Karina Cristóbal “Ranqueños sin miedo y muy valientes perdieron sus vidas en la masacre…quedan en recuerdo nuestros comuneros…quedan en el recuerdo quienes lucharon en Huayllacancha”.

FUENTES

-          REDOBLE POR RANCAS, Manuel Scorza

-          Web de Elizabeth Lino http://sanantonioderancas.blogspot.com

-          Fotografía del Facebook de Hugo Sosa Santiago

-          Facebook El Cerro de Pasco