Por Roberto Carlos QUINTANA VILLAVICENCIO

Lic. en Filosofía y CCSS

Don Calixto de la Gascuña dueño de la hacienda de Huarmipuquio y propietario de minas, sentía la necesidad de festejar, hacer jolgorio y tener unos días de perdición en la frígida tierra minera, extrañaba las comparsas que se hacían en su natal España. Fue entonces que decidió el mismo organizar un pasacalle que imitase las fiestas carnestolendas de Europa. Tiempo después esta costumbre se hizo popular y surgieron los carnavales en el Cerro de Pasco.

En 1880 se funda el primer club carnavalesco llamado CALIXTO como homenaje a este foráneo que inicio estos hábitos sociales en las tierras del socavón y de los Japiris.

Los carnavales cerreños son el desborde moral. La devastación de la buena ética y el rompimiento del formalismo conductual y religioso. Son los días donde Lucifer reina en la voluntad de los hombres. En los agnósticos son fechas donde se genera desestrés en la sociedad, para los humanistas son jornadas donde la gente se escapa de la rutina mecanicista que nos impone el libre mercado.

Era costumbre de los cerreños en los carnavales presentar el mensaje del rey momo, anunciando qué estaba permitido y qué no lo estaba. Invocando a sus súbditos que hagan caso a sus instintos, se cieguen de la razón y hagan caso a su calzón.

El día central se sale al pasacalle donde toca el grupo orquestal, se estrenan huaynos y mulizas que loen al amor ingrato, platónico y cogen del amor que hay, del agarre de ocasión o de aquel amor estoico que te lleva a la perdición.

También en el día central, se hacia la comparsa rumbo a la plaza principal que no siempre fue la actual sino la de Chaupimarca. Allí se presentaba el rey momo encabezando a la delegación y ordenaba a su secretario o vocal leer su bando. En el bando el rey momo y su corte disparaban contra las autoridades ajos y carajos sobre su gestión, loaban a las mujeres de buenas ancas y a los varones de buen falo. En el bando se notaba el contexto mundial, nacional y local. Un bando es voz del pueblo, un sondeo sobre cómo va la administración municipal y regional. Todo dirigido de un modo diplomático y a la vez jocoso.

Para la lectura del bando era vital el que la proclamaba. Él rey momo asignaba a su mejor chupamedias o lambiscón y este tenía que tener buena dicción y léxico sobresaliente, quien con tono irónico y de buena recitación exponía las críticas y adulonerías.

Luego el club carnavalesco presentaba su muliza y huayno, todos cantaban al unisonó, uniéndose barítonos, bajos, sopranos y tenores o si por allí sobresalía un meso soprano o un contra alto salía genial la exposición coral. Después a seguir bailando por las calles, echando harina y serpentina confundiéndose con todos, siendo iguales en este mundo de diferencias esa es la fantasía del carnaval.

Ha evolucionado el carnaval, se respeta lo ancestral, lo original; pero todo avanza y el carnaval igual. Cada generación le da su innovación y a la vez mantiene en algo su tradición.

Se acaban los carnavales con el miércoles de ceniza donde se despide al rey momo que es cadáver, llora su esposa, la amante y la querida y las etc. Se lee su testamento donde lo peor lo deja a las autoridades indecentes y lo mejor a los buenos súbditos candentes. En fin, la gente llora. Ahora volverán a seguir siendo esclavos del capitalismo, de la nueva esclavitud laboral y encima se viene la semana santa, más ayunos y penitencia, se fue el jolgorio, habrá tiempos mejores .Eso es el carnaval cerreño, la calixtrada.