Por Roberto Carlos QUINTANA VILLAVICENCIO

Lic. en Filosofía y CCSS

La sociedad cerreña es conformista, apática, egoísta y pancista en su mayoría. El cerreño vivió con agua y desagüe no sistemático 3 siglos y la soporto, se conformó y siguió en su hábitat, la moda y el modernismo fueron quienes le enseñaron a vivir como seres humanos.

Llegaron los españoles y sometieron al indio, de campesinos los convirtieron en japiris, a trabajar y morirse en el socavón. Llego la república y el mitayo, el indio siguió muriendo en las minas, siguió siendo tratado como simple pallaquero.

Llegaron los gringos y le contaron el cuento del muqui para estimularlos a buscar en la mina el oro y la plata de sus esperanzas. Le contaron el mito de la ganchana para que sus pallacos, sus chiuchis sean “opas” y no sepan que es protestar, liberarse de sus cadenas y lograr la ansiada libertad. Le contaron el cuento del pishtaco, ese ser alto, con gabán, que andaba de noche liquidando, pishtando a quienes andaban de noche o eran bohemios, de paso el pishtaco casualmente desaparecía a los revoltosos sociales de la época.

Sino fuera el grito de basta de mama pancha o la voz rebelde y acción letal de la Anquicha nunca se hubiera despertado ese grito de muerte al hábito de la conformidad que nos impusieron los explotadores.

Ay mama pancha y vieja Anquicha, como las extrañamos, no eran de discursos ustedes, eran viejas de acción y de coraje.  Si ustedes hoy vieran a su sociedad cerreña, engañada, manipulada, controlada, con liderazgos desacreditados, con dirigentes sancho pancistas e intelectuales de cartón.

Me decían, ¿hay sociedad civil organizada en el Cerro de pasco?, por supuesto que hay, pero es organizada para su interés para su beneficio, para su bolsillo. La sociedad del Cerro de pasco es sancho pancista, los mineros exigiendo su agenda para ellos, las comunidades luchando, pero para sus beneficios, los trabajadores de construcción civil llevando agua para su molino, los comités de vaso de leche priorizando sus entregas, los maestros importándoles solo su área, los transportistas su subida de pasaje, los comerciantes sus ventas, cada uno así velando su interés, así somos no de ahora, es de siempre.

No es que las autoridades desarman movilizaciones o son tan estratégicos en derrocar intentos de paro o marchas, para nada, las autoridades tienen esa ventaja de dirigir una sociedad desorganizada, una sociedad en la cual el frio la tiene congelado en el hielo del conformismo.

Parecemos en muchos casos a las letras de nuestros huaynos: “Reloj de campana tócame las horas para retirarme” somos hora exacta para irnos, no alargamos la lucha, sabemos que hemos perdido y nos vamos pronto.

 “Todas las carretas ruedan por distintas direcciones los cerreños de peones sin conveniencia ninguna” nos conformamos con ser jefes y a lo máximo directores, no aspiramos más allá, no hay metas ambiciosas, quedos, estáticos sin visión de un futuro mejor para nuestro pueblo.

“Borrachito adonde vas, voy a la casa de mi chola que me ha mandado a llamar” todo lo que piden se lo damos a quienes nos dirigen.

Así somos, cada uno con su tema, cada uno con su necesidad, sociedad derrotada por la apatía, sometida por el desgano, así es el Cerro de pasco un huérfano suelo.

Fotografía del Facebook de EESSPLURAL