Por Roberto Carlos QUINTANA VILLAVICENCIO

Lic. En filosofía y CCSS

Mi profesor Willy me enseñó a construir cometas cuando estaba en el quinto grado de primaria en la inolvidable 34002 “06 de diciembre”. Cada cometa es como la vida decía, para que vuele bien y salga eficiente tiene que hacerlo uno mismo sin dejar que otros la armen y peor que la desarmen, era bueno con sus aforismos. Era de esos maestros que nos exigía, que para ir a hacer volar la cometa el alumno tenía que hacerlo. No permitía que sus estudiantes lo compren, ¡háganlo!; sino pueden hacer y construir una simple cometa ¿cómo edificarán su vida¨? decía el maestro Willy que porfiaba siempre agarrar sus gruesos anteojos.

Gracias a las cometas me di cuenta porque le decían “Cerro de Pasco” a la capital minera del Perú, pues es un lugar donde hay muchos cerros y haciendo volar mis cometas en diversos años conocí cada cerro que rodea la ciudad más alta del mundo. Cada año de mi niñez y adolescencia iba a un cerro diferente a hacer volar a las pandorgas y los barriletes; en la niñez para satisfacción ególatra, en la adolescencia para demostrar a mi chica que sabía lo que hacía.

El cerro Uliachín donde se asomó el ejército libertador e inició la famosa y gloriosa batalla de Pasco es un imponente lugar, en su cementerio está sepultado mi padre, Agapito Quintana Castro de quien recuerdo su cumpleaños cada 18 de agosto. En ese cerro todos los años cientos de escolares cada 06 de diciembre antes de la pandemia iban a recrear la batalla de Pasco. Ese cerro es ideal para hacer volar las cometas, para hacer volar nuestros sueños e ideales.

El cerro “Rica cerreña” sin duda es donde puedes hacer volar cometas y de paso ganarte con la hermosa vista de casi toda la ciudad minera; asimismo puedes ver el gran apu Huaguruncho, el gran Jirishanca y el misterioso Raku marka.

El cerro León Gasha que se ubica en la entrada de la ciudad (viniendo de Huánuco) también es el lugar preferido para el vuelo de las cometas en épocas presenciales, como esta se encuentra cerca de las tierras de Pucayacu, los vientos son impecables.

El cerro San Juan espacio geográfico desde donde podemos ver la naciente cuenca del río Tingo, lugar donde si eres Yanacanchino es perfecto y cercano para ir hacer volar tu cometa, este es uno de los dos cerros de la ciudad, donde se encuentra una cruz, símbolo escolástico y colonial de un intento de unir la idea religiosa cristiana con la visión animista preincaica de siglos anteriores.

Algunos cerros actualmente han sido rebasados por la urbanidad. El cerro San Cristóbal se halla superado por las casas, hasta la capilla que un siglo atrás se veía de todo lugar ahora ya no es posible.

El cerro Huancapucro es hasta ahora el mejor mirador de la ciudad antigua, donde analizas la verdadera relación ciudad y minería y percibes el pasado, el presente y el futuro de la ciudad minera.

Hay que ir a volar cometas, invadan los cerros niños, lleven sus cometas jóvenes, padres salgan de la rutina urbana virtual que nos ha puesto esta pandemia, sea sábado, domingo o un día cualquiera aprovéchenla, Porque se viene ya las lluvias primeras que traerá setiembre y la tercera ola quizás nos meta de nuevo al confinamiento.